Simulacro de vida

Si te gustan los relatos de aventura, suspenso, acción o terror, entonces no lo pienses más elegí algunos de nuestros cuentos y hace correr tu tiempo.

15 julio 2006

Un día como todos los demás

Hoy me levanté aproximadamente a las 06:00 hs. no podía dormir, encima era sábado y en lugar de aprovechar unos minutos más del calorcito de la cama salté como una langosta. Fue el desayuno más largo de mi vida, por que tenía que salir para el trabajo a las 08:30 hs y dediqué todo ese tiempo a tomar un delicioso té con tostadas. Lo peor tenía que venir a las 9 por que me encontraría con una nueva jornada laboral.
Muchas veces pienso que lindo sería trabajar de lo que a uno le gusta, o bien de lo que estudió o bien disfrutar del trabajo por que realmente encontró el empleo de su vida.
Bueno lo mejor que me pasó este día fue que mi jornada laboral termina a las 12:30 hs.

18 marzo 2005

Extraña Presencia

Si el frío sudor que recorre mi espalda, es la exteriorización de mi sentimiento, entonces no describe en verdad mi sentir. Quisiera tener palabras para describir mi desesperación, que mantengo controlada hasta que pueda alejarme de este lugar.
Soy conciente de que me siguen lentamente, jamás debí haber atravesado esta calle, tan oscura, tan solitaria, adornada por viejos ladrillos y escaleras metálicas oxidadas que conducen no se a donde, ya que prefiero mantener la duda, a que aquel que me sigue sospeche que quiero averiguar su identidad. Y si me hecho a correr, pero quizás sea más rápido que yo y si corro, se daría cuenta de que percibo su presencia, entonces me atraparía y me quitaría mis pertenencias, que en verdad eso sería lo de menos ya que puedo recuperarlas, pero si intenta lastimarme, matarme o secuestrarme y encerrarme hasta que muera por la desesperación y el hambre. No me puedo permitir morir, que sería de aquellos que me quieren o conocen, es más me imagino mi funeral, mi esposa llorando desconsolada por mi muerte y la angustia de pensar en porque me eché a caminar por este maldito callejón de la muerte, sin pensar en que la dejaría sola si algo me ocurriera.
Pero puede ser que quien me sigue no esté armado, entonces yo podría defenderme con mis puños, algo recuerdo de mis peleas en el colegio secundario, es más debo enfrentarme porque sino esta angustia me torturará hasta que el maldito se digne a dejar de seguirme, me daré vuelta, lo miraré a los ojos firmemente sin pestañar, caminaré lentamente hacia esa pared a mi derecha y lo dejaré pasar, si no es un forajido seguirá, pero si lo es, al menos espero que no esté armado.Tomo aire, lleno mis pulmones giro sobre mi pié derecho, tensando los brazos para acumular fuerzas y darle mi mejor golpe en caso de que sea necesario ya que esta maldito podrá matarme, pero antes de irme le dejaré mi marca. Pero … ¿qué sucede? ¿no puede ser?; pero si yo estoy convencido … por Dios, entonces, bueno, tanto quise escapar de mi persecutor y mi persecutor resultó ser mi sombra.
Carlos Ariel García.

Un sonido delirante...

Hoy desperté exaltado por un extraño sonido, eran las 6:58 AM, me quede acostado pensando por un instante de donde podia venir. Estaba complemente perdido, mis sentidos no encontraban la dirección exacta y por lo tanto me sentía fuera de órbita. No podía abrir los ojos, no reflejaba si era de día o de noche y el cansancio me debilitaba. Con una de mis manos traté de agarrar el despertador y ver si él era el culpable de mi pequeña maldición. Pero al tomarlo solamente se escuchaban las agujas de su reloj. El sonido era cada vez más intenso, por momentos insoportable, nada placentero me mantenía en mi lecho y por consiguiente decidí levantarme.
Habían pasado solamente 3 minutos de ese intenso ruido, me senté en la cama, me puse las medias, luego los pantalones y por último una camisa gris. Me dirigí hacia el baño para lavarme la cara y ese sonido me seguía, me seguía y me seguía...
Tomé mi cepido de dientes, la pasta dental parecia hablarme, aconsejarme y todo se combinaba con ese extraño sonido. Miré varias veces al espejo y me veía maltratado. Tenía unas ojeras terribles y mi tez un color casi transparente. La luz me mantenía vivo, pero el ruido casi muerto.
Decidí tomar una ducha, entonces mientras el calefón ponía a punto el agua, me dirigí hacia la cocina para preparme el desayuno. Cuando llegué a la puerta de ese lugar, el ruido era insoportable e irritable. Mi cuerpo no soportaba su magnitud y con urgencia volví al baño. Cerré la puerta del mismo, pero la resonancia se metia por debajo de la abertura y volvía a mis odíos.
Mientras me duchaba saqué la conclusión que ese maldito y repugnante sonido venía de la cocina. Mi mente pertubarda no podia pensar, no me imaginaba como vencer a esto, que por el momento era mi peor enemigo. Caminaba y caminaba sobre cuatro paredes, no quería salir de ahí. Gritaba y lloraba pidiendo ayuda, pero nadie me escuchaba. Me encontraba solo y desesperado. Había entrado en un estado de pánico e inseguro de mi mismo.
El ruido me poseía y entraba en mis venas. Podía sentir sus vibraciones por debajo de mi piel y sufrir su voraz apetito. Ya no tenía fuerzas para seguir adelante, no podía luchar y solamente me quedaba esperar mi muerte. El sonido había comido mis sentidos y se había apoderado de mi cuerpo. Era dueño y señor de mis movimientos. Me quedaba poco tiempo y poco de vida.
Esperaba solo un milagro, un milagro que me salvara de tremenda pesadilla. Esperaba que alguién le hiciese frente a este monstruo que a mí me había derrotado. De repente, cuando se me nublaba la vista y perdía mi existencia, sentí una mano suave y cálida que me paso por la cara, una mano que me despertó de mi peor alucinación.
Mauro D. Trivilino