Simulacro de vida

Si te gustan los relatos de aventura, suspenso, acción o terror, entonces no lo pienses más elegí algunos de nuestros cuentos y hace correr tu tiempo.

18 marzo 2005

Un sonido delirante...

Hoy desperté exaltado por un extraño sonido, eran las 6:58 AM, me quede acostado pensando por un instante de donde podia venir. Estaba complemente perdido, mis sentidos no encontraban la dirección exacta y por lo tanto me sentía fuera de órbita. No podía abrir los ojos, no reflejaba si era de día o de noche y el cansancio me debilitaba. Con una de mis manos traté de agarrar el despertador y ver si él era el culpable de mi pequeña maldición. Pero al tomarlo solamente se escuchaban las agujas de su reloj. El sonido era cada vez más intenso, por momentos insoportable, nada placentero me mantenía en mi lecho y por consiguiente decidí levantarme.
Habían pasado solamente 3 minutos de ese intenso ruido, me senté en la cama, me puse las medias, luego los pantalones y por último una camisa gris. Me dirigí hacia el baño para lavarme la cara y ese sonido me seguía, me seguía y me seguía...
Tomé mi cepido de dientes, la pasta dental parecia hablarme, aconsejarme y todo se combinaba con ese extraño sonido. Miré varias veces al espejo y me veía maltratado. Tenía unas ojeras terribles y mi tez un color casi transparente. La luz me mantenía vivo, pero el ruido casi muerto.
Decidí tomar una ducha, entonces mientras el calefón ponía a punto el agua, me dirigí hacia la cocina para preparme el desayuno. Cuando llegué a la puerta de ese lugar, el ruido era insoportable e irritable. Mi cuerpo no soportaba su magnitud y con urgencia volví al baño. Cerré la puerta del mismo, pero la resonancia se metia por debajo de la abertura y volvía a mis odíos.
Mientras me duchaba saqué la conclusión que ese maldito y repugnante sonido venía de la cocina. Mi mente pertubarda no podia pensar, no me imaginaba como vencer a esto, que por el momento era mi peor enemigo. Caminaba y caminaba sobre cuatro paredes, no quería salir de ahí. Gritaba y lloraba pidiendo ayuda, pero nadie me escuchaba. Me encontraba solo y desesperado. Había entrado en un estado de pánico e inseguro de mi mismo.
El ruido me poseía y entraba en mis venas. Podía sentir sus vibraciones por debajo de mi piel y sufrir su voraz apetito. Ya no tenía fuerzas para seguir adelante, no podía luchar y solamente me quedaba esperar mi muerte. El sonido había comido mis sentidos y se había apoderado de mi cuerpo. Era dueño y señor de mis movimientos. Me quedaba poco tiempo y poco de vida.
Esperaba solo un milagro, un milagro que me salvara de tremenda pesadilla. Esperaba que alguién le hiciese frente a este monstruo que a mí me había derrotado. De repente, cuando se me nublaba la vista y perdía mi existencia, sentí una mano suave y cálida que me paso por la cara, una mano que me despertó de mi peor alucinación.
Mauro D. Trivilino

1 Comments:

At 7:30 p. m., Blogger kr3st0 said...

Mauro, va todo bien en tu vida? jeje, saludos loco, buen texto.

 

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